Hand Art

Guido Daniele es un artista italiano muy particular. Nacido en 1950, desde 1972 fue conocido por su hiperrealismo pictórico, trabajando en publicidad y edición. Pero desde la década de los noventa le dio un giro a su obra al comenzar a usar las manos no sólo como herramienta, sino como lienzo sobre el que trabajar.

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El realismo del bodypaint es espectacular, es asombrosa la capacidad del artista para recrear en las manos humanas toda una serie de animales y criaturas. El espectador queda impactado ante el resultado, la primera impresión irrumpe con fuerza en nuestro campo visual, y sólo con una segunda visualización más detallada somos capaces de advertir el factor humano en dichas composiciones.

A la dificultad del trabajo, componer sobre un lienzo que puede temblar, que puede sudar; se le ha de añadir el carácter efímero de la obra, puesto que una vez finalizado y capturada la imagen, los pigmentos se disolverán en agua. Este factor temporal nos hace apreciar más la obra, no está hecha para durar, si no fuese por las fotografías apenas quedaría memoria de la misma.

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Con decenas de obras dirigidas a la publicidad, es un gran ejemplo de como el arte puede seducir, como se puede crear anuncios comerciales con algo de gusto, huyendo de los estereotipos que se nos están imponiendo en nuestras televisiones. Añadir como opinión personal que me gustaría que todas estas obras no tuviesen esta intención comercial, pero está claro que la realidad es la realidad, y un artista al final del día necesita cierta seguridad económica. La bohemia es un concepto muy romántico pero no alimenta demasiado.

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Os animo a indagar un poco más en su trabajo, os aseguro que el asombro y la admiración están garantizados. Abajo os dejo uno de mis favoritos, aunque es difícil hacer una selección.

 

Pájaro Azul

 

 

Home is where your heart is

Con un largo día de estudio por delante y sólo una ventana fría y ajena por la que mirar, es imposible que no me vengan a la mente ciertas imágenes más estivales llenas de colorido y alegría. Que no digo que el otoño (ya rozando el invierno) no sea precioso, pero desde mi piso sólo veo gris, y más gris, gris ciudad.

En mi familia siempre se ha veraneado en el campo, en el monte, lejos de la atmósfera opresiva de Valencia, en un valle donde los cielos parecen obras de arte y el verde inunda el corazón.

Image   Es un lugar muy especial para mí, sirve para despejarse de la monotonía, del constante caos que hay en la ciudad. Siempre me llevo toneladas de libros, dejo tiempo para la reflexión y suelo dedicarme más tiempo, intento conocerme mejor.Image   Cuando paso mucho tiempo allí, tanto bucolismo puede retraerme demasiado en lo que al ámbito social respecta (aunque no lo parezca, disfruto muchísimo de la soledad). Por suerte,  a lo largo de los años he forjado una preciosa conexión con dos personas, y a pesar del poco tiempo que pasamos juntos, siempre estamos en contacto.

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ImageDSC_0486ImageImage   Hace un par de años mis padres se mudaron allí, y desde entonces ese valle se ha convertido en mi refugio. Esta experiencia me ayudó a entender que los seres humanos no somos de un sitio específico,  sino que sentimos nuestro hogar como el lugar donde están nuestros seres queridos.

ImageImageImageImageDSC_0068ImageDSC_0325ImageEste sitio me ha regalado muchas cosas: dos amigos maravillosos, un nuevo hogar para mi familia, el disfrute de la naturaleza en todas sus estaciones,  horas y horas para leer, y la oportunidad de aprender fotografía, algo básico para mí. Entiendo el valle, todos los veranos, las vacaciones de Pascua, los puentes; como un elemento fundamental en mi crecimiento personal.

Pájaro Azul

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Autorretratos

La joven fotográfa Noell Oszvald reniega del color. Sí, reniega. Afirma que el color nos distrae de lo esencial de la fotografía, que los matices nunca son tan sugerentes como en un blanco y negro. Ella lo reduce todo a la forma, el contenido y la composición.

Firme en su creencia, Oszvald ha creado un mundo particular al que no quiere poner límites. Tanto es así, que nunca titula sus obras, no quiere imponer al espectador ningún tipo de idea sobre lo que debe sentir al contemplarlas. Libera sus emociones a la espera de que los espectadores las hagan propias, las sientan cada uno a su manera consiguiendo una interacción más profunda.

El primer acercamiento a sus fotografías crea una especie de desazón. Una atmósfera cruda, una figura delgada que se hiergue ante nuestra mirada. No precisa nada más. Cabello negro, piel blanquecina. Pájaros, pájaros que la arrastran, que la completan, que la elevan a un universo paralelo. Angustia y nostalgia en blanco y negro.  Una larga trenza que enmarca sueños y pesadillas. Y pájaros.

Señor

la jaula se ha vuelto pájaro

y se ha volado

y mi corazón está loco

porque aúlla a la muerte

y sonríe detrás del viento

 a mis delirios.

Qué haré con el miedo.

Qué haré con el miedo.

Señor

tengo veinte años

también mis ojos tienen veinte años

y sin embargo no dicen nada

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo

porque aún no les enseñaron

que ya es demasiado tarde

Señor

la jaula se ha vuelto pájaro

y ha devorado mis esperanzas.

Señor

la jaula se ha vuelto pájaro.

Qué haré con el miedo.

Alejandra Pizarnik

Pájaro Azul

Reivindicación a dos colores

     Hace un par de meses visité Madrid con mi taller de proyectos, y así, por pura casualidad, nos encontramos en el Matadero esta curiosa exposición. Con dos colores, una reivindicación social, política, económica, una reivindicación para todos los que no estén contentos con la situación actual (que no serán pocos).

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    La exposición se desarrolla en un ala lateral del cuerpo principal del conjunto madrileño y en un principio juega con el visitante puesto que éste no sabe muy bien a que se enfrenta: al entrar y avanzar por una primera y más pequeña exposición, la sala se abre y deja ver una serie de láminas en las que dos colores se entrelazan. Sin entender muy bien que está pasando, el espectador a continuación se da cuenta de la existencia de dos plaquetas de plástico que cuelgan cada cierto número de obras. A continuación se hace un rápido cálculo mental y el espectador pasa a actuar en la obra: mediante la observación de la lámina con uno u otro plástico de color, observaremos una imagen u otra, observaremos la realidad que nos cuentan y la realidad que nosotros podemos apreciar.

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    Y así, jugando con estos dos colores, el visitante observará más de cien láminas que gritan contra la situación en la que vivimos, en la mayoría de casos la ironía y el humor serán predominantes, algunos apelarán más a la emoción y unos pocos (en mi opinión) han dejado demasiado de lado la reflexión para acabar siendo pura demagogia. Pero el conjunto contiene mucha fuerza, es visceral, provoca en la persona que contempla un rechazo: o bien en contra de las láminas porque su ideología va en favor de lo que se critica,  o bien en contra del sistema que tanto nos está oprimiendo.

   

A dos colores se arremete contra todo, nada ni nadie se libra de la crítica mordaz, ninguna figura del panorama político actual,  incluso el propio pueblo es vapuleado por su apatía frente a las injusticias que se están dando. Esta exposición plasma el descontento popular, involucra a todo aquel que la visite y es un perfecto ejemplo de cómo la combinación de creatividad, diseño y cultura puede ayudar a que se produzca un cambio social y político.

Por último quiero decir que debido a problemas técnicos con mi cámara (o más bien que no encuentro la tarjeta de memoria) he recurrido a las fotografías que se pueden ver en Google.

Pájaro Azul

Me declaro romántica

No sé si habéis visto Midnight in Paris, un exitazo del neurótico de Woody Allen. No soy muy entendida en cine, pero la película se aleja un poco de la típica comedia romántica hollywoodiense al contener trazas del cine europeo. Más realismo, menos historias estereotipadas.

Bueno, la cuestión para mí importante es el mensaje de la película: siempre vamos a idealizar otras épocas, querremos evadirnos de nuestro mundo contemporáneo refugiándonos en un período anterior. En el caso del protagonista, él viajaba por las noches al coger un carruaje por las callejuelas de la ciudad del amor y acaba compartiendo la cena con Picasso y Hemingway, en la bohemia parisina. Era capaz de viajar en el tiempo a su época favorita, de compartir viviencias con sus mayores ídolos.

En mi caso siempre he admirado la figura romántica. Mi primer acercamiento fue literario, y en un ámbito académico. Mi profesora de castellano me presentó a Espronceda. Todo un placer el conocer a tan rebelde poeta. Prendada me hallé. Más tarde mi profesora de inglés me recomendó a Lord Byron y ya me perdí para siempre en este movimiento. Desde entonces he dejado que autores como Walt Whitman, Keats o Poe visitaran mi alcoba.

Y cuando ayer conocí la variante pictórica de esta corriente, sentí que si pudiese viajar a una época determinada o a un sitio específico, yo elegiría acabar metida en un cuadro de Friedrich.

Muy a mi pesar me declaro romántica.

Pájaro Azul

No me aferro a nada ni nada quiero

Nada he visto y sólo intuyo un gran velo

He derrochado insolencia en el amor y contra el cielo

Contra los elementos y los mortales que me rodean

John Keats

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Un nuevo Winston Smith

Recomendadísima Black Mirror.
El espejo negro es ése que llevamos siempre en la palma de nuestras manos, sin darnos cuenta de como estamos dejando que la tecnología condicione nuestras vidas.
Muy breve esta serie, pero desbordante de sustancia. Lo que más me agrada es la reflexión personal posterior a la que nos conducen en casa ocasión, matizando diferentes aspectos para acabar formando una crítica radical.

En este caso es el episodio 2, 15 Million Merits. El discurso final es tan exquisito como aterrador. Todo un homenaje al gran 1984.

“What, I have a dream? The peak of our dreams is a new app for our Dopple, it doesn’t exist! It’s not even there! We buy shit that’s not even there. Show us something real and free and beautiful. You couldn’t. Yeah? It’ll break us. We’re too numb for it. I might as well choke. It’s only so much wonder we can bear. That’s why when you find any wonder whatsoever; you dole it out in meagre portions.”

Pájaro Azul

Paracaídas

  Estoy segura de que todos conocemos la sensación de andar siempre perdidos. Es algo inherente a nosotros, la duda existencial que nos estruja el ánimo y va devorándonos hasta dejar los huesos apáticos de seres en apariencia humanos que no son más que agujeros negros.

  Hubo un momento en que la sensación se convirtió en un vórtex que tiraba de mí. Pero la literatura paró mi caída. Conseguí tomar la perspectiva necesaria para ver la vida con cierto humor. Me quedé en el pozo, pero no descendí más. Hice un pacto conmigo misma: yo me sacaría de mi abismo, intentaría día a día formar una mejor versión de mí; y, en algún momento, conseguiría escalar el último tramo.

 

LA PARTIDA

Ordené que trajeran mi caballo del establo. El sirviente no entendió mis órdenes. Así que fui al establo yo mismo, le puse silla a mi caballo y lo monté. A la distancia escuché el sonido de una trompeta y le pregunté al sirviente qué significaba. Él no sabía nada ni escuchó nada. En el portal me detuvo y preguntó:

-¿Adónde va el patrón?

-No lo sé -le dije- simplemente fuera de aquí, simplemente fuera de aquí. Fuera de aquí, nada más, es la única manera en que puedo alcanzar mi meta.

-¿Así que usted conoce su meta? -preguntó.

-Sí -repliqué- te lo acabo de decir. Fuera de aquí, esa es mi meta.

Franz Kakfa

ImagenPájaro Azul

 

 

El mar

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“Lo único que nos brinda el mar son golpes duros y, a veces, la posibilidad de sentirnos fuertes

Bueno, no sé gran cosa del mar pero si sé que aquí es así. Y también sé lo importante que es en la vida no necesariamente ser fuerte sino sentirse fuerte, medir tu capacidad al menos una vez, hallarte al menos una vez en el estado más primitivo del ser humano, enfrentarte solo a la piedra ciega y sorda sin nada que te ayude, salvo las manos y la cabeza”.

Christopher McCandless

Detrás de todas las tormentas,

Pájaro Azul